sábado, 17 de noviembre de 2007

Sobre galácticos y fantásticos

Es sumamente tentador asociar la caída del Barcelona con algunos síntomas que padecieron los galácticos y que precipitaron su caída. Los mencionados galácticos dejaron una pregunta en el aire: ¿cuántos genios son admisibles en el mismo equipo? Florentino Pérez ya tiene la respuesta, muy a su pesar. Tener al mejor jugador del mundo en cada demarcación no te garantiza nunca, jamás de los jamases, estar en posesión del mejor equipo. Hay que construir un bloque armónico, un conjunto de jugadores comprometidos, no sumar y pegar.

El BarÇa funciona a base de solos: una virguería de Messi, una falta de Ronaldinho... Esto nos recuerda a los galácticos, ¿verdad? Claro, cuando los solistas no tienen el día, la orquesta desafina y el público se irrita. Y entonces es cuando llega el Getafe y te pasa por encima como un tren. Al BarÇa le sienta muy bien el traje de gala, los partidos grandes, pero la Liga se gana frente a los equipos pequeños. Y esa actitud conformista, esa vagancia, ¿no les recuerda también a los galácticos?

Evidentemente, las diferencias también son grandes. El BarÇa tiene la solución en casa, al alcance de la mano. Aquel Madrid funcionaba en torno a una serie de grandes figuras de avanzada edad y una contención de canteranos sin experiencia en la elite y de dudoso currículum. Este Barcelona cuenta ya con los Messi, Giovanni, Bojan y compañía; ellos son el futuro. Sólo hay que tomar las decisiones pertinentes. Decisiones que Rijkaard no quiere tomar. Él quiere quedar a bien con todo el mundo: por eso Ronaldinho es titular, pero lo sustituye en todos los partidos. No sabe si encumbrarlo o enterrarlo. Cuando hay crisis, la afectividad nos aleja de la exigencia. Los grandes entrenadores son los que toman decisiones arriesgadas, aun cuando la gente no las comparta (véase si no el caso de Cappello o Luis Aragonés). Si Ronaldinho no fuera más que un simple futbolista, ya estaría en el banquillo, o en su casa, o quizás en otro equipo. Pero él es algo más para el BarÇa: un símbolo, un icono blaugrana. Por eso al Gaucho se le consiente todo: salir de fiesta, no entrenar... Vamos, como a los galácticos.

Tanto Laporta como Rijkaard han denunciado ya en cuantiosas ocasiones los síntomas de esta decadencia, de esta descomposición, de este conformismo que padece el equipo. Pero a veces la autoridad hay que aplicarla. Hay que tomar decisiones drásticas. Cambiar de rumbo. El Barcelona ha llegado a ese punto sin retorno. Más vale prevenir que curar. De no ser así, probablemente acabarán como los galácticos, o sea, compuestos y sin títulos.

2 comentarios:

Pressman dijo...

Totalmente de acuerdo en todo, por llevar un poco la contraria y eso xD

Les cinq étoiles dijo...

El BarÇa es un gran equipo y saldra a adelante cuanto antes!! Tiene a los mejores jugadores del mundo y dara un gran sorpresa en la liga!jajja Un muaks!!