
Pasado agosto. Del Nido se persona en la ciudad deportiva del Sevilla con su director deportivo, Monchi, y mantienen una reunión con Juande Ramos. Tras ésta, Del Nido anuncia una rueda de prensa improvisada. En la misma, el presidente del Sevilla asegura que Juande Ramos, entrenador del club hispalense, le había estrechado la mano, mirándole a los ojos, y le había “dado su palabra, delante del director deportivo, de que seguirá en el club hasta el 30 de junio”. Ahora todo ha quedado en un simple gesto y en una promesa incumplida. El malestar es grande en Sevilla. Algo lógico por otra parte.
Ahora Juande se va. Renuncia. Y se va como quien tira al suelo una colilla. O, peor aún, como quien se cambia de chaqueta. Su ciclo en el Sevilla se ha acabado. Un ciclo lleno de éxitos que ha terminado con el mejor entrenador de la historia del club hispalense saliendo por la puerta de atrás para entrenar a un equipo que actualmente ocupa puestos de descenso en la Premier. Y tras ganar cinco títulos en quince meses.
La razón principal de que Juande se vaya al Tottenham es el dinero. De fondo hay muchos motivos y condicionantes (Hay que decir que a Del Nido hay que echarle de comer aparte), pero el más real y tangible es el euro. En este caso, las libras. Los ingleses pusieron encima de la mesa un ultimátum y Juande se vino abajo.
La oferta es mareante, estratosférica, fuera de lugar. De hecho será el segundo técnico mejor pagado del mundo, aunque el momento, la forma y las frases que había venido repitiendo en los últimos meses hagan que esta huida sea una mancha importante en su brillante currículum como entrenador sevillista. Se trata de una oferta muy tentadora que cualquier persona de a pie habría considerado seriamente. De eso no hay duda. Ahora bien, en la vida hay cosas que van más allá del dinero, que trascienden lo meramente material. Como el amor por unos colores O por una afición, o por un club.
Opino que el mercado de técnicos debe regularse al igual que está regulado el de jugadores. En Europa los clubes pueden reforzarse en verano hasta el 31 de agosto y en invierno durante el mes de enero. Solamente. Sin embargo, no existe ninguna regulación referente al caso de los entrenadores, que son piezas tan imprescindibles o más que los propios jugadores. En España sí que existe una normativa que prohíbe a un técnico dirigir a dos equipos de la Liga en la misma temporada. Pero fíjense lo que son las cosas: sí puede entrenar al Sevilla un día y al siguiente ser presentado por el Tottenham. Cosas de la vida.
En este desaguisado casi todas las posturas son buenas. La de Juande, porque todo profesional tiene derecho a marcharse y más si le pagan el triple de lo que gana. La del club porque la papeleta que le espera a Del Nido y Monchi es grande, al tener que poner en manos de Manolo Jiménez, entrenador del filial, el proyecto más importante de la historia del club. Y la de la afición del Sevilla porque los sentimientos no entienden de dinero. La gente tiene todo el derecho del mundo a sentirse traicionada por el entrenador que les ha llevado a la cumbre. Pero ya se sabe lo que dijo Francisco de Quevedo hace tantísimos años: “Poderoso caballero es don dinero”.
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