
La Selección española ganó y convenció. Cosa rara, por cierto. Y lo hizo sin Raúl. Bueno sí: lo hizo con Raúl... Tamudo. Gracias a su ingenuidad (quizás derivada de su decadente vejez) ya sabemos lo que opina Luis Aragonés del ya extinto Raúl. El jugador español más nombrado por los medios de comuniación en la trascendental cita de España en Dinamarca fue precisamente el que no iba convocado. Eso es que algo no funciona. Raúl sí, Raúl no. He aquí la cuestión que divide no sólo a los medios, sino a la sociedad entera. La cultura de bandos irreconciliables, a la que España es tan afín en política y en lo que sea, se traslada al fútbol. De hecho, muchos periodistas deportivos de renombre afirmaban horas antes del decisivo encuentro en Aarhus: "Todos queremos lo mismo, que España gane". Pues cuando se necesita expresar lo obvio es que no es tan obvio; la otra noche, muchos vieron a la Selección con la ilusión de verla perder. Es decir, las dos Españas extrapoladas al fútbol.
España, pese a todos los contratiempos, solventó con rigor y buen juego un partido que se presumía difícil ante Dinamarca. La selección española había hecho costumbre de las complicaciones innecesarias. Además, eran muchos los problemas del equipo como para agregar conflictos absurdos; Luis Aragonés tampoco ha estado a la altura de un seleccinador acreditado y capaz, un hombre con ascendencia sobre los jugadores, un técnico dispuesto a sacar lo mejor de su equipo en el momento más difícil. El sabio de Hortaleza se metió en berenjenales que han generado más ruido del deseado en torno a un equipo que requería cohesión y tranquilidad; se enredó en situaciones cómicas (como el corte de mangas a Juanito, mitad real, mitad imaginario) y preocupantes (como el calentón ante un grupo de aficionados que reclamaban a Raúl). A pesar de todo esto, España ganó. Y ahora muchos dicen que lo hizo echando mano del jogo bonito. El Brasil europeo, afirman algunos reputados periodistas que antes no paraban de atizar la pira funeraria.
Pero para mí el problema de fondo no son los jugadores, una generación joven con amplia experiencia internacional. Ni siquiera lo es Luis Aragonés. El problema es que el rival juega un partido y España juega dos o tres simultáneos, como al ajedrez. Demasiados frentes abiertos. Que si mis jugadores no deben forzar, que si Raúl sí, Rául no, que si esos son unos mercenarios, que si éstos son y éstos no son... En fin, ya me entienden. Las dos Españas extrapoladas al ámbito futbolístico. Un sinsentido. O, lo que es peor, un aburrimiento.
3 comentarios:
Seguro que a partir de ahora la selección nos dará grandes alegrias. Despues del juego mostrado en el ultimo partido y contando con que Casillas se muestre tan seguro como hasta ahora ,Luis sabrá sacar un gran partido de los "jugones" con los que cuenta, no en vano es un "Savio"
Muy buena entrada. Tienes razón en todo lo que dices si si. Adios Marcial
Voto por una dimisión de Luis en el momento de la clasificación definitiva de España para la Eurocopa.
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